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Primera santa de América. Patrona de los enfermos de tuberculosis, de los pobres, lluvias y tormentas, de las enfermeras. Devota del Divino Niño Jesús.
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Gloriosa Santa Rosa de Lima, tú que sabías lo que era amar a Jesús con un corazón tan fino y generoso. Tú, que desde la infancia despreciaste las vanidades del mundo para abrazar su cruz. Tú que amaste con infalible devoción a nuestra Madre Celestial y profesaste una gran y tierna dedicación a los desposeídos, sirviendo entonces de la misma manera que Jesús. Oh querida Santa Rosa, enséñanos a imitar tus mayores virtudes, para que nosotros, siguiendo tu ejemplo, podamos disfrutar de la gloriosa protección de Dios y de su compañia en el Cielo. Amén.
Oh, Santa Rosa de Lima, la más bella Rosa, te llenaste tanto del amor de Dios que te permitió dejar el mundo y ser libre para Él a través de la austeridad y de la penitencia. Por favor, ayúdanos a seguir tus pasos en la tierra para disfrutar contigo del torrente de las delicias de Dios en el cielo. Amén. Te lo pedimos por nuestro Señor, Jesucristo tu Hijo, que vive y reina Contigo, en unidad al Espíritu Santo, un Solo Dios, por los siglos de los siglos. Amén.
